Informe 2019 - 2021 - Cerebro y neurología

 





Traducción de Franco Giglio (miembro de MoTeSa), del documento https://www.fcc.gov/ecfs/search/search-filings/filing/11302824721650 emitido por los expertos de Environmental Health Trust (https://ehtrust.org/) y preseentado el 30 de noviembre de 2021 ante la Comisión Nacional de Comunicaciones de los Estados Unidos bajo el número 11302824721650 en relación con la solicitud de actualización de la normativa vigente desde 1996 sobre la protección de humanos contra las radiaciones por radiofrecuencias).

Estudios
respaldatorios
 https://www.fcc.gov/ecfs/file/download/New%20Scientific%20Developments%20in%20RFR%20-%20FCC%20EHT%20Remand%20with%20Studies.pdf?folder=11302824721650


CEREBRO/NEUROLOGÍA


(Hasan et al., 2021) encontró que la exposición a largo plazo a 2400 MHz 4G afectó la integridad estructural del hipocampo e incrementó el comportamiento similar a la ansiedad en ratones. (Hu et al., 2021) publicó "Efectos de la radiación electromagnética de radiofrecuencia en los neurotransmisores en el cerebro" en Frontiers in Public Health, ofreciendo una revisión que resume los efectos de la Radiación Electro Magnética (Electro Magnétic Fields, por sus siglas en inglés en adelante "EMR") en los neurotransmisores en el cerebro. El sistema nervioso es un sistema de órganos sumamente importante y es sensible a los EMF. Documentan investigaciones que sugieren que la exposición a largo plazo a los EMR puede conducir a contenidos anormales de norepinefrina y epinefrina en el cerebro, trastornos metabólicos de los neurotransmisores de monoamina en el cerebro y neurotransmisores de aminoácidos excitatorios en el hipocampo, "lo que puede afectar el equilibrio excitatorio-inhibitorio de las neuronas, provocando así un declive en la capacidad de aprendizaje y memoria". Los autores también consideraron el mecanismo subyacente como "la exposición a la EMR sí aumenta el calcio intracelular y la formación de ROS, lo que alteraría la función celular eventualmente y conduciría a numerosos efectos biológicos, incluyendo el desequilibrio de los neurotransmisores". Los autores piden más investigaciones para aclarar los efectos.


Una revisión sistemática de (Bertagna et al., 2021) publicada en Annals of the New York Academy of Sciences encontró que los canales iónicos neuronales son particularmente afectados por la exposición a los EMF. Los cambios en la homeostasis del calcio, atribuibles a los canales de calcio regulados por voltaje, fueron el resultado más comúnmente informado de la exposición a los EMF. Los efectos de los EMF en el paisaje neuronal parecen ser diversos y dependen en gran medida de parámetros como la frecuencia del campo, el tiempo de exposición y las propiedades intrínsecas del tejido irradiado, como la expresión de VGC. Los investigadores aclaran sistemáticamente cómo los canales iónicos neuronales son particularmente afectados y modulados diferencialmente por los EMF en múltiples niveles, como la dinámica de compuertas, la conductancia iónica, la concentración en la membrana, y la expresión de genes y proteínas. Los canales iónicos representan un importante transductor para los efectos relacionados con los EMF en el SNC.


(Tan et al., 2021) evaluó los efectos agudos de las microondas de 2.856 GHz y 1.5 GHz en ratas macho y encontró que las exposiciones inducían un declive en la memoria espacial.


"Exposición de la radiación electromagnética de radiofrecuencia en alteraciones bioquímicas y patológicas" en Neurology India (Sharma et al., 2020) encontró que la frecuencia de 800 MHz a un SAR de 0.433 W/kg en ratas macho Wistar condujo a daño neuroquímico y patofisiológico iniciando el proceso inflamatorio en diversas regiones cerebrales, especialmente en el hipocampo y la corteza cerebral. Los autores concluyen que, dado que el hipocampo participa en el almacenamiento y retención de información durante el proceso de aprendizaje, la exposición a RFR afecta negativamente la memoria y el proceso de aprendizaje y "podría ser un gran riesgo de inducción de daño cerebral".


(Hinrikus et al., 2021) en su revisión "Umbral del efecto del campo electromagnético de radiofrecuencia en el cerebro humano" en la International Journal of Radiation Biology encontró que el umbral para los efectos en el EEG es mucho menor que el nivel considerado seguro por la FCC de los EE. UU. El nivel más bajo de RF EMF en el que se detectó el efecto en el EEG es 2.45 V/m (SAR = 0.003 W/kg). Los autores afirman que los cambios en el EEG causados por RF EMF parecen similares en la mayoría de los estudios analizados y similares a los encontrados en la depresión. Concluyen que la "posible relación causal entre el efecto de RF EMF y la depresión entre los jóvenes es [un] problema altamente importante".


(Luo et al., 2021) en su artículo "Las características de la depresión inducida por la exposición al campo electromagnético podrían ser aliviadas por la aclimatación al calor basada en la remodelación de la microbiota intestinal" publicado en Ecotoxicology and Environmental Safety comparten sus hallazgos de que los campos electromagnéticos pulsados (2450 MHz) causaron una perturbación en la microbiota y los metabolitos intestinales similar al modelo de depresión. "En nuestro estudio, EMF indujo una perturbación en los perfiles de metabolitos de las muestras de suero. Los metabolitos significativamente diferentes incluyeron colesterol, D-fructosa y ácido fumárico y estos estaban asociados con la depresión (Xiong et al., 2020). Basado en la clasificación de KEGG, los metabolitos involucrados en neurotransmisores y esteroides fueron alterados significativamente."


Concluyeron que "nuestro estudio demostró que la exposición a EMF no sólo podría llevar a trastornos neuroconductuales como la depresión, sino también causar un desequilibrio en la microbiota intestinal". Los investigadores también mencionaron cómo "cada vez hay más evidencia que indica que la microbiota intestinal afecta no sólo la función gastrointestinal sino también la fisiología y el comportamiento del sistema nervioso central (SNC) mediante la regulación del eje microbiota-intestino-cerebro".




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